
Sé realista pero feliz
No podemos empezar la casa por el tejado y pretender que, un hogar en donde no reinaba el orden precisamente, ahora sea el paradigma de la organización y el equilibrio. Para empezar, no todo el mundo cuenta con los mismos recursos (espacio, tiempo, ganas…) para conseguirlo. Como en cualquier otro proyecto o reto, el primer consejo es ponerse metas realistas. En este sentido, los expertos recomiendan ir ‘piano, piano’ e ir dejando fluir nuestra vena organizativa. Un ejemplo muy claro: resulta muy útil escribir, cada lunes, la tarea o el reto que nos pongamos semanalmente. Revisar todos los papeles que se acumulen en cajones, discriminar entre válidos e inútiles, reciclar los segundos, administrar los primeros y, finalmente, archivarlos, puede ser el primero. ¿Qué opinas?
¿Qué te parece empezar por limpiar ciertas zonas y rincones?
Y con limpiar nos referimos a toda acepción que pueda tener el verbo; puedes empezar por desprenderte de cosas innecesarias que mantienes en casa y que solo te quitan espacio. Por ejemplo, la ropa que ya no uses (y puedas donar) o trastos, muebles, libros y películas con los que te ocurra lo mismo. Si vives en una ciudad, te será muy fácil llevarlos a una asociación, mercadillo o lugares de intercambio de bienes culturales que siguen aflorando hoy en día.
Al mismo tiempo que te desprendes de trastos, puedes adquirir muebles concebidos para el orden. Ya sabes, los típicos funcionales y cómodos que nos sirven para organizar todo lo que no queremos que esté visible. Haz uso de estanterías; te ayudarán a no tener cosas por medio y, en cambio, a mantenerlas a la vista motivándote a tener decorado dicho rincón.
Inspírate con la fotografía de a continuación. ¿A que nunca habrías imaginado que el orden pudiera ser decorativo? Puedes hasta colgar tu cámara de fotos en la pared y matar dos pájaros de un tiro. Pues así, con tantas otras cosas; ya es hora de utilizar las paredes para algo más que colocar nuestras láminas preferidas.